domingo, 19 de abril de 2009

NUESTRO "OTRO" MUNDO. (VI)



Hablar, escuchar, rebatir, complementar. Estas son las fórmulas del consenso, del progreso. ¿Conseguirán, conseguiremos hacer de ellas la base de nuestra convivencia? Respetémonos, seamos ciudadanos...

NUESTRO "OTRO" MUNDO

VI. Grupo tras grupo los portavoces fueron aportando el fruto de sus deliberaciones y aun cuando todas parecían ser la solución definitiva, siempre había quien era capaz de hacer ver al resto de sus camaradas los inconvenientes de la misma. Podríamos destacar muchas, pero la que casi logró el apoyo unánime fue aquella que defendía llenar el bosque de trampas para amedrentar a los conquistadores. Sin embargo hubo quien recordó que las dificultades hacen ponerse a las personas a la defensiva y que aquellos, que disponían de armas poderosísimas, acabarían golpeando sin piedad a quienes trataran de atacarles.

Una vez que hubieron hablado todos, los portavoces de cada grupo junto aquellos que rebatieron cada una de las propuestas, se reunieron para deliberar sobre cuál era el defecto de cada una y cómo podían complementarlas todas. El resto volvió a sus quehaceres diarios convencidos de que sólo quedaba esperar la llegada de esas gentes que, quizá sin pretendérselo, habían acabado con la vida, las tradiciones y la cultura de dos pueblos.

El día siguiente, límite dado por el Consejo de Ancianos, amaneció sombrío. Algún rayo rasgaba el cielo abarrotado de negros nubarrones. Las tormentas siempre traen malas noticias.

A pesar de ello la sonrisa resplandecía entre los jóvenes comisionados. A su llegada al montículo donde se habían reunido los días precedentes ya les esperaba, en absoluto silencio, el Consejo de Ancianos para escuchar el resultado de sus deliberaciones.

Por primera vez, quienes tan firmemente habían defendido sus propuestas sentían la presión del miedo. Nadie quería tomar la palabra. Al final fue la discreta hija del cazador quien tomó la palabra.

“Muchas han sido las posibles soluciones que hemos creído encontrar pero en todas hemos hallado un vacío, un resquicio por el que flaqueaban y por el que se auguraba el fracaso de las mismas. Fue entonces cuando decidimos dejar de mirarnos a nosotros mismos y observar qué habían hecho nuestros supuestos invasores. ¡Nada! No han hecho nada. La ayuda que prestaron sus armas a los habitantes del primer poblado hizo que estos se olvidasen de sí mismos. Fueron ellos quienes se derrotaron.”
“Por otra parte, la incapacidad de los nuevos habitantes para sobrevivir en nuestras tierras, les hizo partir hacia otro lugar. A pesar de esa incapacidad, fue tal el miedo que causaron a los habitantes del valle alto que se aniquilaron antes de su llegada.”

En ese momento, cuando la joven tomaba aliento y reclamaba agua para continuar, un miembro del Consejo inquirió:

“Y bien, ¿para qué nos sirve reflexionar sobre todo esto?”

Tomó entonces la palabra la joven que tanto había viajado con los heraldos y sentenció:

“Nuestro pueblo ha sabido adaptarse a la naturaleza en este lugar. Hemos conseguido compartir con ella la vida y la muerte. Nuestra supervivencia, nuestras tradiciones y nuestra cultura se basan en este intercambio constante con el medio que nos rodea y nos ampara. Salir de él será nuestro final. Sin nosotros, por mucho que nos conquiste, el pueblo recién llegado también morirá.”

El Consejo de Ancianos comenzaba a entender el fondo de la propuesta, pero estaba intrigado por cómo podría llevarse a cabo. No les sorprendió que fueran jóvenes los que hubieran interpretado la realidad de manera tan sutil, tan simple, tan fidedigna.

Entonces, en una representación nunca ensayada pero puesta en escena a la perfección, uno tras otro, los portavoces de los distintos grupos revelaron el proceso con el que se conseguiría la supervivencia de su pueblo y, de alguna manera, la de sus antiguos vecinos del poblado del valle alto.

- “Aprovechemos estos días tormentosos como el de hoy. Durante la noche la oscuridad aturde los ojos más sagaces y los ruidos multiplican el miedo de quien no conoce las bondades del bosque.”
- “Mandemos a los más valientes cazadores al valle alto. Allí dormirán la mayoría de los nuevos colonos y sólo unos pocos permanecerán vigilantes pero amedrentados por la incansable tormenta, confiados en que los animales no merodearán ya que descansarán en sus hogares.”
- Ante la caída de un rayo cercano, nuestros cazadores deberán incendiar el almacén donde guardan las armas. Estamos seguros de que saben utilizarlas, pero dudamos mucho que sepan construírlas con los materiales con los que nos dota nuestro bosque.”
- “Es ahora, ante su desamparo, cuando nuestros heraldos deben entablar relaciones con ellos y enseñarles a sobrevivir tal y como lo hacían nuestros antiguos vecinos.”
- “Aprenderán a cazar, aprenderán a utilizar la tierra, aprenderán a respetar el bosque que nos mantiene y nos protege: aprenderán a sobrevivir en un mundo diferente para ellos. Se convertirán en los nuevos habitantes del valle alto a imagen y semejanza de aquellos que murieron por el temor que estos les merecían.”
- “Sólo así, haciendo que se renueve el recuerdo de nuestros vecinos sobreviviremos nosotros.”

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