A nosotros nos asusta perder lo que tenemos. A estos refugiados de la vida sólo les asusta perder lo único que les queda: la propia vida. Tal vez esa sea la diferencia desigual en un mundo que ahora mismo parece vivir en estado de susto. Y ahora caigo en que desde hace una serie de días en la televisón, en nuestros plasmasTDT, sólo salen políticos con cara de no saber qué hacer o financieros que ponen cara seria porque dicen que estamos en crisis (sus cuentas corrientes en el banco no dicen lo mismo), se habla de la bolsa y de los índices bursátiles, aparecen expertos y balbucean explicaciones para lo que no es muy difícil de explicar (cuando los ladrones roban todo, incluso los ladrones tienen problemas porque ya no pueden seguir robando). Pero no hay un huequito para este rostro de niña que sabe más del miedo que todos los presidentes de los bancos mundiales juntos. NO hay espacio para los nadie ahora que los ricos dicen que tienen miedo porque un puñado de ricos se ha llevado todo el dinero de la caja de caudales.
Y a lo mejor es en la mirada de esa niña donde podemos aprender las lecciones de ciudadanía que unos cuantos no quieren que aprendamos (y que tampoco salen en los libros de texto) Y a lo mejor la mirada de esa niña es la vida, el único paraíso existente y del que ya nos vamos expulsando.
Por cierto, en la misma página en la que aparece el artículo sobre los afganos refugiados en Pakistán un titular nos pregunta: ¿Quién ha ganado el segundo debate entre Obama y McCain? Y la niña sigue mirándonos.
Sigo mirando a la niña. Carasucia. Bella. Bellísima.
La sombra del nómada
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