martes, 30 de septiembre de 2008

CONTRA LA ESTUPIDEZ HUMNA


Llega un nuevo cayuco de la miseria. Más de 200 personas (PERSONAS) movidas por la urgencia de sobrevivir arriesgan su vida para llegar a un sitio donde, a pesar de las atenciones maravillosas recibidas en un primer momento, no serán bien recibidos. ¿Por qué digo esto? Ayer mismo escucho en el autobús a un señor, según entiendo de sus palabras, camionero jubilado que, primero grita para que todo el mundo le pueda oír que a su mujer el otro día le robaron el monedero en el bus. No vio a los culpables, pero sabe quién lo hizo: esos extranjeros que vienen aquí a robar. Ya ves, él no pudo ver a los culpables, pero ya tiene su culpable: el otro, el extranjero (a continuación suelta que encima la policía los protege y, dice literalmente, "si al menos fueran españoles lo podría entender")

No contento con esa muestra de inteligencia y de rigor, el tipo (¿tipejo a estas alturas?) animado por su propia estupidez continúa su discurso autobusero. "Y encima hoy vienen más de 200, como si no hubiera demasiados españoles en el paro. Ahora van y siguen viniendo a quitarnos los puestos de trabajo y a robarnos".

(Y mientras tanto un puñado de financieros de todo el mundo, más un puñado de constructores de todo el mundo, más un puñado de banqueros y un puñado de políticos de todo el mundo, nos roban a manos llenas, arruinan la economía de los países, dejan a la gente en el paro y encima piden ayuda a los gobiernos para que puedan irse con su botín -con lo robado- más con una indemnización porque al parecer ya se les ha acabado el pastel y quieren más. Y mientras tanto estos ladrones de guante blanco siguen siendo ricos y famosos, viajan en jets privados y en yates de lujo. Y mientras tanto un camionero acusa a los que viven en la miseria que otros les han impuesto de ladrones y de ser culpables del paro.)

Escucho al tipejo. Me enfado. Quiero decirle algo, pero recuerdo lo que escuché alguna vez: a estos tipos no se les pueden dar razones, no son capaces de aceptar un diálogo que se base en el rigor de la lógica en lugar del pensamiento maloliente de sus intestinos. Sé que si le digo algo se lía. ¿Y entonces qué? ¿A tortas? No, yo no estoy dispuesto, y no por miedo a que me rompan la cara, sino porque sería añadir tristeza a lo mezquino. Llega mi parada. Bajo. El tipejo continuará dando la brasa. Tal vez antes de llegar a la siguiente parada ya esté pidiendo a gritos la intervención de un dictador, uno de esos que la historia ha dado (llámese Hitler o Franco o Stalin)

Yo, por mi parte, como sólo soy una persona pienso en los más de 200 seres humanos amontonados en el cayuco. Y pienso también en aquello que dijera un poeta alemán, Schiller:

"CONTRA LA ESTUPIDEZ HUMANA LOS PROPIOS DIOSES LUCHAN EN VANO"

Y hay un vídeo...

La sombra del nómada

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