viernes, 24 de octubre de 2008

Lafunción del profesor.


Comento a mis alumnos, no sin cierta ironía, que mi labor en el Instituto, la función por la que me pagan, no es la de transmitir conocimientos, sino la de hablar. Como profesor de lenguas extranjeras parece claro que debo centrarme en comunicar y en colaborar en que mis alumnos participen de y en la comunicación. Pero eso sí, de saberes … ¿Qué conocimientos puede aportar quien de todo debe hablar pero en poco profundizar?

Viene a cuento esta reflexión por la sangrante aportación de tantos pseudo-eruditos resabiados que chillan por las ondas de las emisoras de radio o que garabatean las páginas de los periódicos y que tan frecuentemente pretenden señalar el hecho educativo no sólo como deficiente, sino como el principal problema de nuestra sociedad.

Quizá sea cierto que el profesor debiera ser un mago que convirtiera en sabio a todo aquel que rozara su aura, pero sin embargo, no somos ni omniscientes, ni omnipotentes (tampoco omnipresentes que cuadraría con esa endiosada pretensión de los arriba citados.) No. La verdadera función del profesorado no es la de aportar conocimientos, la de insuflar saber; no es tampoco la de solucionar dudas. El valor del profesorado reside, en cambio, en saber generarlas.

Yo, como docente, ofrezco comunicación con la intención de ser escuchado (y de escuchar las imprescindibles aportaciones de mis alumnos.) Mi objetivo, como profesor, es plantear temas que fomenten curiosidad, que generen dudas que impliquen la necesidad de ser investigadas. Mi fin, como educador, es guiar esa investigación (mental o práctica) planteando diversas vías de resolución para que el alumno decida y tenga la posibilidad de equivocarse. Mi propósito, como maestro, es incidir en el valor de la posibilidad, de la opción, de la duda, del error. Es, en definitiva, hacer ver que la educación consiste en que los jóvenes observen, decidan, se equivoquen, escuchen, hablen, escriban, argumenten, vuelvan a equivocarse, … Nuestra tarea es la de animar voluntades, ya que la inteligencia es una cualidad intelectual innata que necesita del esfuerzo, del entrenamiento personal para que desarrolle y se convierta en saber. Nuestro compromiso es ayudar a pensar, no pensar por nadie.

1 comentario:

ElviraGonGas dijo...

Magnifica reflexión !
Los supersabihondos de las ondas también deberían pararse en que la escuela no tiene la exclusiva de labor pedagógica en nuestras sociedades. Cada cual tome la parte de responsabilidad que le toca.

Saludos