Han vivido toda una vida en esas casas. Viejas, las casas. Ancianas, las personas. Han envejecido juntos. Toda una vida. Pero ahora, en este mundo que nos toca vivir (¿y que nos tocaría cambiar?) lo que cuenta es el negocio. Todo es negocio. Y si es así, todos somos algo más que compradores o vendedores. Somos mercancías, como las patatas o los MP4.
Dicen que la vivienda es un derecho. Seguro que tú, como yo, tenemos una vivienda digna. Nos gusta y no sentimos que eso sea ser unos privilegiados. Los privilegios los tienen unos pocos. Los derechos los tenemos todos. Los privilegios se conceden: unos se los otorgan a otros. Los derechos se tienen sin que nadie te los deba dar o te los pueda quitar. Así pues, si la vivienda es un derecho, ¿por qué vamos a sentirnos privilegiados por vivir en una casa digna?
¿A qué viene todo esto? A algo que deberías leer y sobre lo que deberías meditar. Es un artículo que aparece en El País sobre el mobing en las viviendas. Ya ves, el acoso se da también fuera de los patios de los coles o de las aulas, pero curiosamente se habla más de éste que de otros que afectan a personas como las ancianitas de la foto que aparece en El País y que te reproduzco arriba. Si quieres saber algo más sobre todo esto (y creo que deberías para ir conociendo el mundo en el que estás creciendo) pincha aquí.
Y si te apetece conocer la opinión de personas que sufren la injusticia de verse amenazadas con perder su derecho a la vivienda, puedes meterte en esta otra dirección.
el difunto uTk
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