martes, 20 de enero de 2009

Shackleton


Estos días, desde la vuelta de vacaciones, hemos estado dándole vueltas a la aventura de Shackleton y sus hombres. El viaje del Endurance. ¿Por qué demonios os he mandado leer un libro que a la mayoría le ha resultado pesado? ¿Por qué después hemos ocupado dos clases para ver un documental basado en ese libro? ¿Y por qué has tenido que hacer un trabajo y hemos dedicado una hora de clase a sacar conclusiones?



Podría decirte que para introducir el tema del clima y cómo éste es un elemento de gran importancia para el desarrollo de la vida humana. Y sí, en parte es así. Pero sobre todo es por otro motivo. Shackleton demostró que es posible hacer posible lo imposible. Que la palabra imposible, esa palabra que enseguida manejamos cuando nos encontramos ante la más pequeña de las dificultades, es tan sólo una palabra, no un muro infranqueable.



Pero hay más cosas. Por ejemplo cómo la aventura del Endurance demuestra la gran importancia del trabajo en equipo. Todos a una. Si cada uno hubiera tirado por su lado la cosa habría acabado muy mal, pero que muy mal.

Hay algo que envidio en Shackleton: su capacidad para conseguir que el resto de los hombres de la expedición confiaran en él (aunque no siempre estuvieran convencidos de que las cosas iban a salir bien o no siempre entendieran las órdenes que les daba Shackleton). Como profe me encantaría lograr ganarme de esa misma manera la confianza del alumnado con el que trabajo para conseguir un equipo dispuesto a alcanzar una meta difícil, dura a veces, molesta a veces: aprender.

Por cierto, en clase dije que no había película de ficción sobre esta aventura, pero sí la hay:





La sombra del Nómada

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