lunes, 24 de noviembre de 2008

VIAJES


Una vez le preguntaron que si tuviera que elegir un único destino para su viaje cuál sería el elegido. Él miró a su interlocutora, una mirada suave, tierna, en la que se podían observar cientos de estrellas fugaces trazando cuentos infantiles en el fondo de sus pupilas. El silencio no duró mucho y desde luego no era, en lo más mínimo, el silencio de quien tiene que pensar mucho la respuesta. El silencio era una forma de pasar un brazo por los hombros de aquélla que le acababa de preguntar cuál sería el destino que elegiría para un viaje único.
Su voz sonó tranquila, reposada, azul.
Elegiría ir en pos del horizonte, dijo. Desde pequeño lo he sentido así. El horizonte, esa línea juguetona, soñadora, cuentista. Allí es donde quiero llegar. Al horizonte.
Ella le miró como si no entendiera o pensara que él estaba respondiendo cualquier cosa. Insistió.
No, de verdad, la pregunta es importante. ¿Qué lugar del mundo te gustaría visitar? ¿En qué lugar del mundo te gustaría instalarte para siempre? -volvió a preguntar la mujer.
¿Para siempre?. En mi caso para siempre es demasiado cerca. Respondió él ahora sí con una abierta y franca sonrisa iluminándole el rostro. Ya te lo acabo de responder y no es broma. Mi destino sería el horizonte.
Se levantó de la mesa dispuesta a salir. Es un viaje largo, dijo; pero qué viaje que merezca la pena no lo es. ¿Has leído alguna vez el poema de Kavafis titulado Ítaca?.
Parado de pie ante la mesa donde ella y su cuaderno de cuadriculas exactas le miraban, recitó el poema del poeta griego:

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.


Al terminar de recitar el poema y siempre con esa sonrisa en la mirada que despedía azulejos por el aire cargado de luz de la sala, el hombre oscuro, apenas una línea que ya había renunciado a la verticalidad y que poco a poco perdía el color negro y ganaba en tonos grises, empezó a dirigirse hacia la salida. Casi a mitad del camino que le separaba de la puerta se volvió y le dijo a la mujer que le miraba desde la mesa:
Ya hace tiempo que emprendí ese viaje. Estoy en él. Embarcado en una hermosa nave, a veces difícil de manejar, sobre todo cuando el mar se encrespa y los vientos desarbolan las esperanzas. El nombre de la nave es Aprender. Suena cursi, pero es verdad y además me importa un pimiento que suene cursi.
Volvió su rostro hacia la puerta y se perdió en la luz de la mañana.
La sombra del nómada

1 comentario:

Anónimo dijo...

No hay duda de que quien se detiene a saborear el camino aprende a ver. Y a mirar. Y a entender.
El viajero que considera el trayecto como parte integrante del destino disfruta en todo momento y se re-crea constantemente.
¡Que sea el estudio parte integradora de nuestro viaje!