martes, 11 de noviembre de 2008

EN OCASIONES LOS PEQUEÑOS DETALLES CUENTAN


Pues sí, en ocasiones (es decir, casi siempre) los pequeños detalles cuentan y mucho. Creo que desde hace demasiado tiempo nos hemos olvidado de este principio tan elemental. El día a día lo demuestra. Nos preocupamos a lo grande y descuidamos lo pequeñito y así, sin darnos cuenta, poco a poco vamos metiendo y metiendo la pata. Esta mañana, prontito, leo esta noticia. Ya sé que te parecerá una estupidez (tal vez a tus padres no tanto), pero creo que puede ser algo a tener en cuenta. Te contaré un secreto. A mí, como imagino que te ocurre a ti, levantarme temprano me cuesta mucho. Hoy abro un ojo (ha sonado el despertador, viejo amigo que me acompaña desde hace muchos, muchos años). Desde la cama veo la niebla. Me gusta la niebla. Me gustan estos días, pero qué a gustito me hubiera quedado un rato más en la cama. ¿Sabes cuál es mi truco para animarme a averiguar si existe suelo después de la noche?: pensar en el desayuno que voy a tomarme. No, no te imagines algo a lo bestia. Pero me encanta, me gusta..., Creo que mi imagen del paraiso es..., una mañana de niebla desayunando detrás de unos cristales.


La sombra del Nómada

No hay comentarios: