EDITORIAL Nº 1

Estamos en el mundo. El aula, de golpe, pierde sus paredes. Lo que hacemos, lo que pensamos, lo que miramos está aquí, en un sitio que es cualquier sitio, porque a pesar de que nuestro centro está en una zona de Zaragoza (el Arrabal, barrio de Jesús, el Picarral) estamos en el mundo. Dicen que aprender es compartir, que aprender es colaborar -sí, ya sabemos, que ahora los políticos, esos que hablan mucho de educación, pero que saben poco lo que pasa en la escuela, dicen que hay que potenciar la cultura del esfuerzo como base de la educación, pero aprender es compartir-, aprender es algo más que hacer cosas porque nos las mandan para que nos pongan una nota y fin. Aprender no es lo mismo que aprobar y la finalidad de la escuela no debería ser nunca el aprobar, sino el aprender.

Somos muchos y diversos, pero todos somos, así, somos sin etiquetas: no nos mola demasiado que nos identifiquen con una etiqueta, vagos o superdotados, torpes o listos, gamberros o buena gente. Somos... personas. Como tú, como usted.

Tal vez lo que aquí pongamos os parezca tonto o simplón, pero si es así preguntaos por qué os parece tonto o simplón y, sobre todo, pensar que estamos iniciando un viaje a través de un sender de mil y un caminos. No siempre es cómodo viajar. Pero siempre merece la pena. Un profe nos dijo que el mejor viaje es el que tiene como meta el horizonte. Al principio nos pareció una estupidez, pero luego nos dimos cuenta de que quien viaja hacia el horizonte siempre está en movimiento. Y aprender es estar siempre en movimiento. Bueno. Esperamos que este viaje dure.